
De
manera natural, los tejidos del cuerpo a lo largo de la vida sufren
un desgaste, del que se defienden desarrollando la capacidad intrínseca
de autorenovar esos tejidos que se desgastan. De no existir esta
renovación, se reduciría considerablemente la esperanza
de vida de los seres vivos. Por otro lado, gran parte del amplio
elenco de las enfermedades que afectan al ser humano, se basan en
la degeneración y muerte de los distintos tejidos que conforman
nuestro cuerpo, ya sea de manera aguda (infartos) o crónica
(degeneración-envejecimiento).
El avance de la medicina ha desarrollado técnicas que consiguen
reparar los tejidos: son los trasplantes. La introducción
de los trasplantes a la medicina moderna ha supuesto una revolución
que alguno ha comparado al descubrimiento de la penicilina. Sin
embargo los trasplantes de órganos no están exentos
de complicaciones y de limitaciones importantes: la escasez de donantes,
la posibilidad real del rechazo del órgano trasplanto.
No obstante, se abren ahora nuevas posibilidades: es la nueva medicina
regenerativa, que se propone reparar los tejidos dañados
utilizando mecanismos similares a los que de forma natural usa el
organismo para la renovación de las poblaciones celulares
que van envejeciendo y que deben ser sustituidas por otras que suplen
su función. Los mecanismos que posee el organismo de regeneración,
reparación y renovación de tejidos es limitado y es
dependiente de la rapidez de instauración del daño
o degeneración. De esta manera la muerte de grandes cantidades
de tejido de manera aguda –por ejemplo en los infartos de miocardio,
cerebrales- no son susceptibles de ser reparados por los mecanismos
naturales del organismo. Entran en escena las nuevas terapias con
cultivo y trasplante de células madre, que sirviéndose
de su capacidad natural de regeneración, y con la ayuda de
las técnicas de trasplante desarrollados estos últimos
años, se abren como una posibilidad para el tratamiento de
este tipo de enfermedades.
No cabe duda de que éstos nuevos descubrimientos, marcarán
una línea primordial en el campo de las nuevas terapias en
medicina. La medicina reparadora, basada en el uso terapéutico
de las células madre, salen al paso del gran aumento de incidencia
que están sufriendo enfermedades de tipo degenerativo que
se asocian irremisiblemente al incremento de la esperanza de vida
mundial y al envejecimiento de la población, especialmente
en el mundo desarrollado.

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